Capitulo 5 - Interrupcion

TOMO 1: MEI
5. INTERRUPCIÓN

- Voy a contar la historia de Mei.

En el Santuario, Nicole relata los acontecimientos para Shun, Hyôga, Seiya y Kiki.

- Fue un poco antes de la “Revuelta de Saga” – Comienza – Mei estaba entrenando en Sicilia, cuando, por lo menos hasta donde yo sé, su maestro ordenó una prueba final para que él conquistase la calificación para Santo.
- Hey! – Interrumpe Seiya – Eso quiere decir que, en la época en que nos volvimos SANTOS, Mei también estaba en periodo final de su entrenamiento? – El Santo de Pegaso aún no está completamente recuperado de las heridas de la espalda.
- Mei dice que había perdido el derecho de volverse Santo cuando su maestro fue muerto en la Revuelta de Saga... – Dice Shun.
- Creo que estaba mintiendo – Responde Nicole, con tristeza – Mei ya era una marioneta de Typhon en el primer momento en que apareció delante de nosotros. Aparentemente, él comenzó a trabajar como informante del Santuario después de la Revuelta de Saga. En esa época, era uno entre muchos soldados rasos y yo no lo conocía personalmente. Solo ya recientemente como coordinador de agentes secretos, es que terminé sabiendo que él estaba en Sicilia.
- Pero en que consistía tal prueba?
- Conseguir, con sus propias fuerzas, una prueba de que era un Santo
- Que dice, una Cloth?
- Había un traje sagrado lacrado juntamente con los Gigas en aquel templo subterráneo del monte Etna.
- Nuestra, desde le época de la Gigantomaquia?
- Probablemente.
- Entonces la Cloth de la constelación de Cabellera estaba sin portador?
- Es lo que dicen los libros históricos del Santuario. Como ustedes saben, poquísimas personas tienen permiso para redactar y consultar esos libros. Además de Athena y el Papa, apenas algunos oficiales. Actualmente seríamos Yulij y yo.

La oficial auxiliar Yulij, rescatada conjuntamente con Seiya por Athena, está en UVI ( Unidad de Cuidados Intensivos) de un hospital de la Fundación Graad, viva, a pesar de una fractura craneana – Tal vez gracias a la protección de su constelación protectora.

- Yo no sabía que ese traje existiera... Como el maestro de Mei lo sabía? – Pregunta Seiya.
- Bueno, el maestro de Mei... – Nicole para por un instante, como con miedo de continuar - ... era uno de los Santos perversos que se aliaron a Saga de Géminis con la intención de ejecutar a Athena. Es probable, por eso, que él quería que su discípulo se volviera un Santo para que lo ayudara en la lucha contra Athena.
- Entonces tiene sentido – Comprende Seiya – En aquella época Saga ocupaba el cargo de Papa del Santuario, lo que explica como él supo de esa Cloth sellada.
- Saga necesitaba de fuerza para enfrentar a Athena.
- Prosigue Nicole – Como estaba dominado por voluntades malignas, él tenía una sed incontenible de poder. Por eso, violó uno de los secretos más profundos del Santuario. Traicionó las prohibiciones e intentó romper el sello de la Cloth protegida en el templo.
- Mei sabe de eso? – Pregunta Shun.
- Mei no tenía la menor idea de las intenciones de su maestro o de su relación con Saga. Él ciertamente creía completamente que se trataba de su desafío final para volverse Santo. Pero, al conseguir penetrar el templo subterráneo, Mei fue dominado por la voluntad de Typhon, pasando pro una especie de lavado cerebral parcial... – Nicole hace una nueva pausa – Lo que ocurrió después es suposición mía. Creo que Typhon trajo a los guerreros Giga de vuelta a la vida a través de Mei. La verdad, el Orestes enmascarado que nos atacó a Shun y a mí en el teatro de la Acrópolis era Mei, que debería haber invadido el Santuario luego para secuestrar a Yulij.
- Entonces aquel era Mei...

Seiya y Shun recuerdan claramente la figura de su “enemigo” y de su olor de animal salvaje.

- Nadie podría imaginar que Typhon intentaría usar la sangre de Santos en sacrificio – explica Nicole – Estaría acumulando Cosmo a través de una redoma de fuerza, a fin de reunir fuerza suficiente para romper el Sello de Athena.
- Que era aquel traje sagrado que Mei usó?
- Pregunta Hyôga, que había permanecido callado hasta ahora. Y, percibiendo que Nicole vacila en responder:
- Oficial mayor. Por lo que dice, aquel traje negro parece ser muy especial.
- Sobre ese asunto... Athena irá a hablar, en un momento o más tarde – Declara Nicole en un tono misterioso.
- Ah, que gracia!! – Grita Seiya – Ya hace diez días que Typhon desapareció en aquella erupción. La cosa fue tan fea que el propio Etna voló por los aires. Solo conseguimos huir de allá porque Athena nos salvó, y...
- Los heridos no se deben exaltar, Seiya.

Felizmente la enorme explosión no trajo muchas víctimas, una vez que la población ya había sido evacuada del área, alcanzando solamente los equipos del ejército que patrullaban la región. La nube de cenizas volcánicas alcanzó la estratosfera y aún cubre el cielo de Grecia.

- La vida de millones de personas está amenazada – Argumenta Shun – Si esa tragedia es fruto del poder de Typhon, nadie puede saber lo que podrá hacer en el futuro.
- Presten atención – Nicole asume una expresión más seria que nunca – La batalla contra los Gigas que está por comenzar tiene un significado totalmente diferente de todas las otras que ustedes ya libraron. Antes que nada, que son los Gigas? En esos días que pasaron, procuré investigar la respuesta en los libros históricos. Descubrí que, antes de que los Gigas fueran exiliados en las profundidades del vacío entre la Tierra y el Mundo de los muertos, ya había Athena sobre la Tierra, Poseidón en los mares y Hades en el infierno. Bajo el liderazgo de Zeus en los Cielos, los dioses dominaban los tres mundos. Poseidón y Hades se envolvieron en innumerables guerras contra Athena, para conquistar la Tierra. Nosotros, los Santos, luchamos en muchas y muchas Guerras Santas para defender el amor y la paz en la Tierra, alejándola de las voluntades malignas y perversas.
- Señor... – Se entromete Shun – Uno de los Gigas me dijo exactamente la misma cosa. Y él cuestiono el que los Santos de Athena la defiendan.
- Cuál fue tu respuesta, Shun?
- Las personas inocentes
- Exactamente. Los seres humanos.
- Pero los Gigas... no son humanos? – Shun, Hyôga y Seiya se quedan sin palabras.
- En el pasado, existía en la Tierra una especie poderosa que, como los hombres, conquistaron el fuego y comieron del fruto de la sabiduría. Era una civilización poderosa, así como los dioses que adoraban.
- Esos eran los Gigas?
- Los humanos y los Gigas son razas hostiles entre sí que jamás pudieron coexistir. La prueba de eso es que nosotros, humanos, siempre retratábamos a los gigantes en nuestros mitos como figuras monstruosas y diabólicas.
- Por eso la batalla primitiva...
- Es la lucha por la existencia, la batalla de cada especie por su permanencia – Enfatiza Nicole – Esta no será una Guerra Santa. Ninguno podrá impedirla. Lo que está por comenzar es una lucha que no se merecerá contar en la historia. El combate más bajo y rastrero que puede existir, una ordinaria lucha de muerte por la vida.

En la Sala del Papa, los Santos son envueltos por un pesado silencio.

- Cómo está Mei? – Pregunta Hyôga, en voz baja.

Nicole se voltea para el fondo de la Sala del Papa, irguiendo los ojos en dirección del Templo Sagrado, que está más allá de una cortina rojo bermellón y una pared de piedra.

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